El viernes 18 de julio de 1947 a las 2 de la madrugada se le exigió al capitán del “Exodus”, un barco que clandestinamente transportaba a 4.500 sobrevivientes del Holocausto a las costas de Israel, que se rindiera en forma inmediata. Un destructor británico y otras cinco embarcaciones militares rodearon completamente al barco evitando su posible escape a otra zona de desembarco. Si bien la tripulación del “Exodus” y sus exhaustos pasajeros trataron de resistir cuerpo a cuerpo a las fuerzas británicas a lo largo de casi cuatro horas de feroces escaramuzas, la suerte de los “ma’apilim” (como orgullosamente se autodenominaban los inmigrantes clandestinos) ya estaba echada. Después de que el alto oficial británico al mando de la operación amenazara al capitan del “Exodus” con bombardear y hundir la embarcación y a sus pasajeros, si éstos no se rendían y posibilitaran su abordaje, el capitán tomó la decisión de rendirse. Los ma’apilim fueron transferidos a embarcaciones británicas que los transportaron de regreso a Europa, para allí alojarlos en los campos de detención en Alemania, de los cuales habían partido clandestinamente con la esperanza de llegar, después de tantos sufrimientos padecidos durante la guerra, a la promisoria Tierra de Israel. El proceso de deportación fue ampliamente cubierto y documentado por la prensa internacional. La odisea del “Exodus” y la justa lucha de los refugiados judíos provocaron masivas protestas en todo el mundo contra el inhumano bloqueo británico a la inmigración judía a Israel y también influyeron en la histórica resolución de las Naciones Unidas aprobando el establecimiento del Estado de Israel. Aunque el “Exodus” fué el caso más emblemático, hubo más de 140 embarcaciones de todo tipo que trajeron a más de 100,000 ma’apilim a la Tierra de Israel desde mediados de la década de 1930 hasta el establecimiento del Estado en 1948. Las campañas clandestinas de inmigración, financiadas por el Keren Hayesod, elevaron la moral del pueblo judío, que estaba seriamente postrada y en crisis después de que la magnitud y los pormenores del Holocausto se hicieran evidentes. Los cientos de miles de refugiados judíos que sobrevivieron al Holocausto se concentraron en campamentos en Europa gestionados por la Agencia Judía, que los protegió y asistió, preparándolos para el día en que pudieran concretar su aliá a Israel.