Con gran entusiasmo, el 16 de junio de 1994, los representantes de Keren Hayesod recibieron a los delegados a la Conferencia Mundial de la institución a su llegada al Aeropuerto de Casablanca, Marruecos. La reunión, la primera en ocurrir en un país árabe, estuvo precedida de temores, debido a su sensible y controvertida naturaleza. Al mismo tiempo, desde el momento en que aterrizaron, los delegados de Keren Hayesod sintieron que estaban participando en un evento sin precedentes. Con la bendición del Rey de Marruecos, y bajo severas medidas de seguridad, los visitantes participaron en un conmovedor encuentro con la comunidad judía de Casablanca; visitaron las escasas escuelas judías aún existentes y aprendieron sobre la contribución de la comunidad judía marroquí a la construcción del Estado de Israel.
En el tercer día de su visita, los participantes de la Conferencia se trasladaron a Rabat, donde disfrutaron de un magnífico encuentro festivo preparado por mujeres judías locales, mientras Shimon Farkash, un cantor de Sydney, amenizó a la concurrencia con viejas melodías judías. Con lágrimas en los ojos, todos los presentes se unieron al canto. En ese preciso momento, tanto los delegados de Keren Hayesod como los miembros de la pequeña comunidad judía de Rabat sintieron que eran hermanos de una misma familia, unánimemente orgullosa de constatar cómo un puñado de judíos había logrado preservar las tradiciones de su pueblo en un territorio hostil y bajo condiciones extremadamente difíciles.
Tras la visita a Marruecos, las sesiones de la Conferencia Mundial continuaron en Israel, donde el Primer Ministro, Yitzhak Rabin, reconoció públicamente la importancia de las actividades de Keren Hayesod y el extraordinario logro de haber llevado a cabo su conferencia en Marruecos.