El Rabino Israel Meir Lau, ex-rabino principal de Israel y amigo cercano de Keren Hayesod, nunca faltó a la “Marcha por la Vida”. Ha participado anualmente, a lo largo de los últimos 31 años, marchando y recordando el momento en que su madre lo arrojó de sus brazos en el último segundo antes de que se cerraran las puertas del vagón de tren, salvándole así la vida. “Ese fue el momento más difícil de mi infancia durante los seis años del Holocausto. El momento de la separación de mi madre”, ha relatado en más de una oportunidad. Esa fue la última vez que la vió, y no tuvo tiempo de decirle adiós. Tenía 7 años y medio de edad, en la estación de tren de Piotrków en Polonia. “Cuando mi madre vio que estaban haciendo una selección en la pista, hombres a un lado, mujeres y niños al otro lado, entendió que los hombres tenían más posibilidades de sobrevivir. En el último segundo antes de que me metieran en el vagón de carga y cerraran las puertas, ella me lanzó hacia mi hermano Neftalí, que ya tenía 18 años en ese momento, y le dijo: ‘toma al niño’, y así me salvó la vida. Lloré aterrorizado”.
El Rabino Lau participa en todas las Marchas por la Vida, que comenzaron en 1988 con una marcha de unos pocos miles de jóvenes judíos desde el campo de concentración de Auschwitz a Birkenau, el campo de exterminio cien millones de judíos encontraron su muerte durante el Holocausto.
La “Marcha por la Vida” se ha convertido en una semana de eventos en conmemoración del Holocausto, con la participación de decenas de miles de jóvenes de todo el mundo, a quienes se unen sobrevivientes de la Shoá, jefes de gobierno, presidentes y otras figuras del mundo judío y no judío. Delegaciones de Keren Hayesod participan cada año en estas conmovedoras marchas, a cuyo término, las distintas delegaciones continúan su viaje en dirección a Israel, transformado su visita en una experiencia vivencial más profunda y transformadora.