Ellos pavimentaron caminos, nivelaron dunas y movieron rocas, construyeron nuevos barrios y casas con sus propias manos. Ellos fueron los fundadores de este país. Todo esto no hubiera sido posible sin el significativo apoyo de las instituciones sionistas como Keren Hayesod, que comprendieron la necesidad de construir el país desde cero, contribuyendo con enormes sumas de dinero para ese fin.
El inicio de uno de los más importantes emprendimiento en la década de 1920 fue el establecimiento de “Solel Boneh” (“pavimentan y construyen”, en hebreo), una empresa cooperativa de construcción, integrada por trabajadores judíos. “Solel Boneh” fue responsable de la construcción de una amplia variedad de obras públicas y del desarrollo de las infraestructuras básicas en todo el país. Más tarde se adquirieron canteras y se recolectaron fondos para pavimentar caminos. Al mismo tiempo, Keren Hayesod apoyó la construcción de nuevos vecindarios en Jerusalem, Tel Aviv, Haifa y otras ciudades en todo el país. A pesar de las dificultades y los esfuerzos requeridos, no desistieron. Por ejemplo, tomó tres años enteros nivelar las caprichosas dunas de arena sobre las cuales, en 1940, se construyó la ciudad de Holon. Se necesitaba un período de tiempo similar para nivelar la tierra al norte de Tel Aviv, en donde más tarde se construiría el aeropuerto de Sdé Dov. Como siempre, Keren Hayesod superó todos los obstáculos, contribuyendo en forma decisiva al desarrollo del país