Año 1999. Chechenia está ardiendo. Decenas de miles de refugiados huyen de las áreas de conflicto sin saber cuál será su destino. Los informes de huérfanos huyendo llegan a la prensa internacional; entre ellos, hay una niña judía. En una operación compleja y extremadamente riesgosa, los representantes de la Agencia Judía localizan a la niña y la sacan junto con algunos de sus amigos de la zona de peligro.
La niña es Natasha, que creció en un orfanato en Grozny y se vió obligada a huir de la ciudad en plena batalla, junto con sus amigos. Natasha fue trasladada a Israel y enviada a un Centro de Absorción para nuevos inmigrantes. Se enroló posteriormente al ejército como voluntaria, queriendo así retribuir al país que le salvó la vida. Más tarde se inscribió a un programa preparatorio en la Universidad de Tel Aviv, donde conoció a su esposo, y hoy la pareja está criando un hijo.
Natasha fue rescatada gracias a la generosidad de los contribuyentes de Keren Hayesod, que le posibilitaron comenzar una nueva vida en Israel. La accidentada biografía de Natasha no es la única historia conmovedora. Durante muchos años, la Agencia Judía, con la ayuda de los contribuyentes del Keren Hayesod, ha liderado complejas y peligrosas operaciones clandestinas, para traer judíos a Israel desde países en los cuales sus vidas corren peligro. El principio es claro: ningún judío se quedará atrás, por falta de ayuda o recursos.
Se hace un esfuerzo monumental para llegar a lugares donde los judíos enfrentan dificultades políticas y económicas, o donde su libertad de culto y / o seguridad personal están en riesgo
En 2018, 760 judíos en situación de emergencia fueron traídos a Israel. Se estima que otros 50,000 judíos alrededor del mundo están en peligro y necesitan de nuestro apoyo solidario. Las operaciones de rescate no siempre se hacen públicas, sino que en algunos casos se llevan a cabo, por razones obvias, en forma clandestina.